Entre las noticias positivas que nos llegan a “Orgullosos de Jaén” hoy destacamos una que tiene que ver con la solidaridad, el deporte y también la aventura. Se trata de una forma de disfrutar de una pasión, si lo que te gusta es el deporte, en concreto el ciclismo y, a la vez, ayudar a los demás. Es lo que ha hecho un jiennense, aficionado a la bici, Moisés Caño, que ha participado en una experiencia única: atravesar Marruecos para llevar bicicletas a niños y mayores.
Esta aventura solidaria se llama “Bike Desert Trophy” y ya va por su tercera edición. Se trata de un tour cicloturista en MTB, en el que participan corredores de todo el mundo con la finalidad de recorrer la bella y variada orografía marroquí para entregar bicicletas en remotos lugares del país donde las dos ruedas suele ser un medio de transporte muy preciado y que no está al alcance de todos. Esta carrera solidaria cuenta con el respaldo de la Fundación Alberto Contador y Bicis para la Vida, que donan las bicicletas totalmente nuevas, y la empresa de deportes Sports Adventure, que organiza, da cobertura, transporta el material y aporta la logística a los ciclistas. Durante seis días, 28 ciclistas solidarios han pedaleado seiscientos largos kilómetros a través de desiertos, dunas y escarpados paisajes hasta llegar a su destino: Erfoud. Una vez allí, entregaron las bicicletas a la población en un acto organizado por las autoridades locales y en el que destacó, según nos cuenta uno de sus protagonistas, Moisés Caño, la alegría, pero también la emoción. “Ver las caritas de felicidad de esos niños es increíble y cómo lo agradecen”, afirma el ciclista.
Este viaje por Marruecos supone una experiencia única para quien tiene la oportunidad de vivirlo. No en vano, el fin es solidario, ayudar, aportar a poblaciones más necesitas, pero aúna también ingredientes que lo hacen más especial: conocer la idiosincrasia de los pueblos, de las gentes, a lomos de una bicicleta. Y es que pedalear por el desierto, por zonas montañosas como el Circo de Jaffar, el Medio Atlas, adentrarse por el paso del Tatiouine, subir y bajar puertos o atravesar la planicie de Taarbat entraña esfuerzo y sacrificio, algo que se ve recompensado y con creces, cuando admiras la expresión de alegría y agradecimiento de sus gentes. “Es reconfortante, sin duda, yo repetiría la experiencia y la recomiendo, ya que disfrutas de algo que te gusta, en mi caso, el ciclismo, y a la vez estás ayudando, casi sin darte cuenta”, afirma Moisés.
Y es que, ayudar nos hace más grandes. Y la gente de Jaén lo es, solidaria, y muy grande.